"De noche afilaba un cuchillo en la pared y me decía ?no te duermas, porque si no te mato?. Y el cuchillo siempre amanecía clavado en la mesa". El testimonio de Olga estremece. Ella es una de las 1.600 mujeres que en el último año decidieron poner punto final a la situación que estaban viviendo dentro de sus casas y denunciaron a sus maridos.
Según los especialistas de la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte, casi la mitad de las víctimas corre riesgo de muerte: el 42%, lo que pone a Tucumán dentro de los índices más altos de este flagelo a nivel nacional. "Muchas no dejan la casa y aguantan los golpes o los insultos para no destruir la familia, como si esa familia no estuviera ya destruida como consecuencia de la violencia", reflexionó Clara Jiménez, miembro de uno de los grupos de asistencia para las mujeres maltratadas que funcionan en la provincia. "Una vez me mi marido me abrió la cabeza con un golpe y cuando me llevó al sanatorio me dijo ?si decís que te pegué yo, te mato?", relató Graciela. Los expertos advierten que lo mejor es denunciar estos casos ante el primer golpe.